Tengo fascinación por las películas de Studio Ghibli, y lo más seguro es que escriba sobre todas, o al menos casi todas. Lo iremos viendo en el camino.
La que me trae en esta oportunidad, es una muy, muy sencilla de ver, pero difícil de sacar un tema en especial.
La Tortuga Roja. Una historia que cuenta en completo silencio la travesía de un náufrago en una isla desierta, sus deseos desesperados de regresar a la civilización y su encuentro con una enorme tortuga roja.
No es difícil darse cuenta que todos los personajes y elementos hacen analogía a la vida del ser humano. La tortuga representa la vida misma, que, puede traernos grandes placeres en medio de circunstancias trágicas sin un motivo aparente.
No sabemos nada de la vida de este hombre, si fue bueno o malo en el pasado, y de alguna forma, la vida misma, en este caso, la tortuga, trataban de castigarlo. Esto es algo que ocurre en nuestro día a día, que cosas negativas sin ninguna explicación suceden, porque así se ha destinado, pero tal como el protagonista, entendió que explotar en ira no iba a sacarlo de ahí, así conviene no tomarse las cosas de manera personal.
Tampoco se nos dice si, esta era la primera o enésima vez que la tortuga retenía a un humano y lo hacía construir una vida, y no solo eso, amarla y ser feliz en medio de una situación desesperanzadora. Porque sí, nos queda claro que el hombrecito vivió feliz, en cautiverio, pero feliz, al lado de quien tenía la culpa de que estuviera atrapado, en al final de cuentas, lo hizo sentir… ¿realizado?
Un poco enfermo, si lo pienso mejor.
Admito que, fue un poco difícil de entender por qué el muchacho sí pudo escapar, pero el protagonista no. Creería yo que, para este momento, la vida cautiva ya era su libertad y la libertad, le traía miedo.
Definitivamente, esta película me deja más preguntas que respuestas. Vale la pena verla un par de veces más.
Ya como conclusión, no pondré una frase, porque la película no contiene diálogos, no los necesita; pero sí mencionaré 3 motivos por los que recomiendo verla:
1. Es un recordatorio de la importancia de la familia, aún en medio de los tiempos difíciles.
2. Es un canto a la belleza de la fauna y flora silvestre.
3. Es una representación de lo que el perdón puede construir en lo que ha quedado desolado.
Sin más por agregar.
Xiomy M.