El universo de Avatar- La Leyenda de Aang y La Leyenda de Korra siempre son un buen tema para conversar y sacar buenas reflexiones, especialmente porque las he visto un sin número de veces, especialmente La Leyenda de Aang, y cada vez me sorprende mucho descubrir detalles que se me habían pasado por alto.
En esta ocasión, quiero hacer la comparativa entre Azula y Jinora, dos chicas de 14 años que provienen de familias completamente diferentes, pero que tienen muchas más cosas en común.
Ambas son chicas que a su corta edad alcanzaron mucha madurez en sus diferentes ámbitos, ya sean positivos o negativos y sobre quienes pesaban enormes responsabilidades, siendo las elegidas, de forma prematura o equivocada, a lo mejor, de heredar las funciones principales en sus familias.
Si ya has visto las series, entenderás la referencia de Azula, hija de padres estrictos y Jinora, hija de padres liberales, y lo que cada una llegó a ser.
Es curioso y un tanto incompleto este análisis, porque los padres de Jinora no eran liberales. De hecho, por sus costumbres y cultura, eran bastante severos y disciplinados con los niños a la hora de enseñarles sus tradiciones, el detalle, es que ellos basan sus estilos de vida en el diálogo y comunicación, procurando siempre mantener relaciones armoniosas a medida que alcanzan sus objetivos. Y bueno, aunque Tenzin, papá de Jinora, actuó precipitadamente en varias ocasiones, siempre se tomaba el tiempo para reflexionar que, los hijos son reflejo de los valores más profundos del corazón de cada padre, y que, cada hijo es diferente, con habilidades distintas, que merecen atención, amor y respeto; pues tuvo que vivir en carne propia lo que el favoritismo, aunque sea inconsciente, por parte de los padres, puede traer mucho dolor y resentimiento. Esto es, porque él y sus hermanos no podían evitar cierta distancia entre ellos, gracias a que su padre lo prefirió a él por seguir exactamente sus pasos y nunca se tomó el tiempo de valorar las fortalezas de sus otros hijos.
Por el lado de Azula, en el afán de mantener una imagen de falsa perfección, sacrificaron todo lo que se pudiera, incluyendo la salud mental de sus dos hijos. Pues, ante cualquier error que los niños cometieran, aún si fuese culpa de los padres, preferían imponer castigos ridículamente duros, que, en lugar de enseñarles a los hijos a mejorar, les generaba resentimiento con ellos mismos y con todo lo que les rodeaba; sumado a la constante competitividad entre la misma familia, comparando las fortalezas de uno
con las debilidades del otro.
¿Qué enseñanza fue mejor?
Claro está que en la familia de Jinora había muchas más virtudes que en la de Azula.
Y bueno, Zuko no solo fue el que pagó la parte más visible del maltrato físico y psicológico por parte de su padre, pues ni siquiera quiso tener más de un hijo para que no pelearan entre sí, como le había pasado a él con su hermana Azula. Siempre me da tristeza pensar en ello.
No soy madre y esta es una caricatura, pero no puedo evitar pensar que estas cosas pasan en la vida real. Nadie nace aprendido y menos para ser mamá o papá, pero al tratarse de una pequeña vida, es mejor recordar que en algún momento de la vida, también fuimos hijos.
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