Aprovechando nuevamente mis 5 segundos de valor (en eso consiste mi vida, al parecer), se me ocurrió escribir sobre una serie animada que vi hace muchos años, y nunca pasa de moda, no solo porque ahora esté en Netflix, si no por su calidad en cuanto a historia y personajes.
Avatar: The Last Airbender (ATLA) me remonta a épocas de paz (aunque la historia trate de una guerra) y me trae muy buenos recuerdos de una infancia bien vivida.
Probablemente, en el primer momento en que vi la serie, no me fijé en cómo se trabajaron las personalidades e identidades de los personajes, cada uno con su esencia bien clara donde no se muestras personajes completamente buenos ni completamente malos, todos tienen una tonalidad grisácea, lo que no hace difícil identificarse con más de alguno en diferentes situaciones.
Otro punto, es el simbolismo y detalles que se muestran a lo largo de la historia, que, como escritora amateur, no dejo de envidiar y sueño con algún día tener semejante creatividad e imaginación para no dejar pasar por alto absolutamente nada. Este sentimiento lo comparto con otras obras, como los trabajos de Stephen King y una que otra serie de anime.
A lo mejor me anime a escribir sobre uno de ellos más adelante, quién sabe.
No voy a hablar de la serie en general ni a dar un resumen porque es demasiado extensa y como dije antes, analizar a los personajes de forma superficial para abarcarlo todo, no sería justo para ninguno, aparte de que, si mezclo mis opiniones con los hechos, saco teorías y demás, se me hará una bola de estambre que no podré desenredar nunca, mejor una cosa a la vez.
Ya entrando en materia, en toda la historia se habla de una guerra que lleva sucediendo desde hace cien años, por lo que arrastra muchas y más profundas consecuencias sociopolíticas que son retratadas a lo largo de la serie. Siendo, a mi parecer la más cruel, la (casi) extinción de toda una raza, los cientos de refugiados y exiliados de sus lugares de origen, los grupos rebeldes que luchan por los recursos naturales o en contra de la colonización, la incontrolable delincuencia, así mismo, la incompetencia en algunos mandos militares.
Todo esto es poca cosa, si ya nos ponemos más serios, encontramos que existen personajes que toman las decisiones sin consultar con los gobernantes, donde estos no son más que una figura pública sin poder fáctico, y la cúpula de la alta sociedad no es sensible con el sufrimiento de otros por culpa de la Guerra. Luego se descubre que algunos no desean que el conflicto termine, pues se alimentan del caos generado y se benefician de él principalmente de forma económica. Por otro lado, se puede comprobar que no todos los que pertenecen al bando de los malos son malvados como lo suponen en el resto del mundo; existen personajes que desean terminar también con el conflicto y conseguir la paz. Valores y antivalores morales cohabitan en ambos frentes de guerra, desde la tolerancia, el respeto, la paciencia y la bondad, hasta la maldad, la corrupción, las mentiras y los engaños.
Si extrapolamos todas las características de esta guerra ficticia a un entorno real, lo primero que podemos relacionar es La Segunda Guerra Mundial, ya que cumple con todo lo que mencionamos anteriormente, a excepción de un detalle: El mero conflicto de La Segunda Guerra Mundial duró 6 años y 1 día, es decir, hay 93 años y 364 días de diferencia. Si hasta hoy en día, luego de75 años de finalizada aún podemos ser testigos de sus consecuencias, no quiero ni imaginarme lo que pudo haber costado reponerse de una 15 veces mayor.
Imaginar la cantidad de personas inocentes que murieron, los peones buenos que dieron sus vidas sin recibir una retribución, las 4 generaciones que nacieron y murieron sin ver la tregua, la contaminación durante y después de finalizada la guerra, etc.,
Pero…. ¿Por qué hablar de algo tan cruel? Traigo todo esto a relucir por una sencilla razón: El origen.
La Guerra de los Cien Años fue iniciada por el Señor del Fuego Sozin, que, 38 años antes quería inmortalizar a la Nación del Fuego, y compartir lo que él consideraba, la prosperidad de su nación con el resto del mundo. Habló de su plan a su mejor amigo, el Avatar Roku (el encargado de mantener la paz y armonía entre todas las naciones), y trató de convencerlo para que lo acompañara en su búsqueda por formar "el imperio más exitoso de la historia". Roku sabiamente se negó a ayudarle y le recordó a su amigo de toda la vida que las cuatro naciones estaban destinadas a ser lo que eran: Cuatro.
"Estoy siendo compasivo, Sozin. Te estoy dejando ir en el nombre de nuestra amistad pasada, pero te advierto, si vuelves a romper las reglas desataras tu fin."
-Roku a Sozin en "El Avatar y el Señor del Fuego.
Años más tarde, luego de que Roku descubriera que Sozin seguía con su plan, estableciendo colonias en el Reino Tierra y confrontarlo para que desistiera, la isla de Roku fue destruida por una por una erupción volcánica masiva donde Sozin dejó a su amigo tendido en el suelo pidiendo ayuda. Con la muerte del Avatar, Sozin podía continuar con sus planes: preparar el genocidio de los Nómadas Aire e iniciar la Guerra.
No sabría qué lección o enseñanza de vida sacar de todo esto, ya que creo que se explica mejor en el aburrido episodio de El Gran Cañón, donde se nos narra la historia de dos pueblos que iniciaron una guerra de generaciones por un aparente “partido de fútbol”.
Los humanos somos seres extraños, hacemos daño por motivos tontos, no entendemos ni somos capaces de medir las consecuencias de nuestras decisiones, pero como dijo el tío Iroh:
«La perfección y el poder están sobrevalorados. Creo que es más sabio elegir la felicidad y el amor»
Perdón por hablar de tanta cosa negativa y probablemente arruinarte un buen recuerdo de la infancia, pero es que, por cualquier lado que la miro, esta serie no deja de cautivarme… y enamorarme de Zuko.
El Espíritu Azul & Xiomy
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