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Lo que nos contó el aviador


Cuando tuve la idea de comenzar a escribir sobre los libros que he leído y/o voy leyendo, El Principito fue el primero en venir a mi cabeza, y no solamente porque es uno de los libros más populares y que todo buen lector tiene que haber pasado por él, la verdad, es que tiene un tremendo valor sentimental para mí, y no quería hacerlo por moda o algo a la ligera.

Es muy difícil para mí buscar un punto de partida en un libro con diferentes caras; son tantas las experiencias que puedo compartir, desde haber aprendido a leer con las aventuras del pequeño príncipe, hasta quien me dijo que era un libro satánico sacado del mismo infierno.



Bueno, bueno, el libro fue escrito por Antoine de Saint-Exupéry y fue publicado por primera vez en Estados Unidos en el año 1943, ya que en Francia no pudo imprimirse hasta 1946 a causa de la Segunda Guerra Mundial.

Y aunque, a simple vista se trata de un libro infantil, la verdad es que encierra más lecciones para las “personas mayores” (como el aviador las llama) que para los niños en general.

Como se trata de un libro conocido casi que, por todo el mundo, no voy a narrar toda la historia, por esta ocasión solo quiero tomar el comentario que hace el Principito cuando hablan sobre las espinas, y cómo el aviador se atrevió a dar una respuesta sin pensarla mucho:

—Conozco un planeta donde vive un señor muy colorado, que nunca ha olido una flor, ni ha mirado una estrella y que jamás ha querido a nadie. En toda su vida no ha hecho más que sumas. Y todo el día se lo pasa repitiendo como tú: "¡Yo soy un hombre serio, yo soy un hombre serio!"… Al parecer esto le llena de orgullo. Pero eso no es un hombre, ¡es un hongo!


El libro nos dice que, esto dejó al aviador avergonzado e hizo que pusiera a un lado sus herramientas de trabajo, para poder reflexionar en lo relativo que es la “importancia de las cosas”, ya que, lo que para el señor rojo era importante, hacía que descuidara otras cosas aún más importantes.


En toda la obra se nos recuerda que debemos ver la vida desde los ojos de un niño, ¿es que debemos dejar de ver la vida con seriedad? EN NINGUNA MANERA, más bien nos habla de recordar esos valores que hacen que la vida “seria” no pierda su magia.


La convivencia entre el aviador y el pequeño príncipe no duró más que un par de días, pero esos bastaron para que ambos aprendieran a dos importantes lecciones:


Ø Huir de los problemas no los soluciona.

Ø El tiempo pasa demasiado rápido como para perderlo viendo lo obvio.


Y así, los breves relatos de las otras personas mayores que son mencionadas, giran en torno a lo que el afán nos hace perder de vista; la redundancia en el sinsentido de los problemas del hombre, el deseo de solo poseer y conquistar todo y a la vez nada, el que trata de recibir empatía en sus asuntos sin dar un poco al del planeta más cercano.



Hachazos disfrazados de relatos sutiles que hasta el más tonto puede entender.






Y pensar que todo eso pasó por una rosa que solo pensaba en sí misma y sus vanidades.



Más adelante, nos encontramos con los dos personajes más interesantes de todo el libro, y son nada más que la serpiente y el zorro, que a mí criterio, el mensaje que ambos transmiten no es del todo para niños.


La serpiente, que se presenta a sí misma como la muerte (de aquí salió el comentario del libro embrujado) y la solución a los problemas del ser humano, que tiene la capacidad de hacer que cada uno vuelva a su lugar de origen, a su lugar puro. Hay que hacer la aclaración, no es una invitación al suicidio, más bien, hace un énfasis en la fragilidad de nuestra existencia y cómo la desaprovechamos queriendo darle significado de adulto a todo.


Por otra parte, el zorro nos enseña que la muerte va a ser inevitable y con una referencia a la cacería de hombres y gallinas, la monotonía en la supervivencia nos lleva a un aburrido final y a desear la picadura de la serpiente; por lo cual, domesticar viene siendo un acto heroico, dejar de pensar en el yo y comenzar a trabajar en lo esencial.


Este ha sido un episodio difícil de escribir, ya que puedo hablar de este libro por horas y horas, pero no quiero aburrirlos, mejor los invito a pasar por sus hojas nuevamente, y si no lo has leído aún, no te llevará más de una hora.



Antes de finalizar, quiero pedir disculpas por no incluir más elementos, la verdad es que me conmueve demasiado.



Un abrazo.


Xiomy M. xX

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